A nivel mundial, nosotros, los trabajadores asalariados, nos vemos obligados a una competición para incrementar cada vez más el valor adicional obtenido de la cadena de producción. Independientemente de nuestro lugar de residencia, de nuestro género/sexo, nacionalidad, lo queramos o no, estamos implicados en la misma lucha.
Los recortes presupuestarios en los servicios sociales, la subcontratación, los salarios cada vez más exiguos, privatizaciones, incremento del coste de la vida, así como las tasas de las matrículas para las y los estudiantes y la destrucción de los ecosistemas naturales, son solo algunos de los síntomas del sistema económico global. Un sistema que está basado en la explotación y en la competición, conduce a una mercantilización de todos los aspectos de nuestra vida.
Padecemos una presión creciente para obtener resultados, así como la alienación de nuestras necesidades y de las personas con las que trabajamos y convivimos. Esto ocurre tanto en el trabajo, como en la universidad, y cada vez más incluso en la infancia y la juventud.
La lógica del mercado y las estructuras correspondientes de los estados exigen la adaptación a los dictados de la competitividad y la productividad por encima del desarrollo de las propias capacidades de emancipación de cada persona. La introducción de una Renta Básica Universal a un nivel global puede ser un primer paso para sobreponerse a las relaciones existentes en el mercado laboral. No tenemos la intención de simplemente interrumpir; pretendemos imponernos.
Dada la naturaleza transnacional del sistema capitalista, para las y los trabajadores también es necesario conectar a un nivel global. Conectando a través de las fronteras, las interconexiones globales que dan forma a nuestras condiciones locales pueden hacerse visibles. Es más, de esta manera se abren nuevas potencialidades y ámbitos de acción dentro de la lucha contra la explotación y las condiciones de vida y de trabajo precarios. La capacidad de negociación de los y las trabajadoras se incrementaría enormemente, si nos uniéramos dentro de la misma cadena de producción. Especialmente en tiempos de nacionalismo y racismo, queremos una lucha común, y nos negamos a ser enfrentadas las unas y unos con otros.
¡Por una vida mejor para todos y todas sin fronteras!
Nota sobre la epidemia del coronavirus
El mundo está atravesando una grave epidemia, la covid-19. Como en todas las crisis, las personas más pobres son las más afectadas. Muchas empresas están obligando a su plantilla a continuar trabajando, eliminando su derecho a una cuarentena. Muchos trabajadores y trabajadoras están siendo despedidas, muchos y muchas autónomas, vendedores y vendedoras ambulantes y otras personas, no disponen de ingresos. Las personas en campos de refugiados y las personas que carecen de un hogar, no tienen acceso a unas condiciones sanitarias mínimas.
Nosotros luchamos por:
- Que todo el mundo tenga satisfechas unas necesidades básicas
- Unas condiciones sanitarias decentes para todas las y los trabajadores
- Acceso libre y gratuito a las vacunas de la COVID-19 para todo el mundo
- La inmediata supresión de las facturas de agua, electricidad, gas, teléfono e internet
- La inmediata suspensión de los alquileres
¡Que los ricos paguen la crisis!
Fuente: Rojo y Negro